Somos el violeta aterciopelado de los lirios que peinan el ocaso de las primaveras fervientes de mayo, el eco ondulado de un piano viejo que pasea serpenteante como un borracho por las calles de París, ese perfume que, alguna vez, se asoció con un fragmento de la vida y que un día se presenta intruso como un chivato del pasado... Somos la miel derretida...
Nunca he sido poeta porque nunca he amado,solo soy una mentirosa jugando al arte del lenguaje. Quise premios, fama, reconocimiento. He escrito por belleza, por ese placer de la musicalidad de dos versos rimando que solo te lo da la poesía.Pero ahora que amo ya no sé rimarporque no puedo forzar el verso.Prisionera en cuerpome enamoré de los trigales que acarician tu frentey del eterno amanecer...
Dime por qué ahora late mi pecho sordo al vaivén de la luz frágil, rápida y clara, ¿qué es lo que de nuevo ansío en tus ojos? ¿por qué siento mi piel tocar la escarcha? Es tanta la pureza que ríe en tu semblante y tan impoluto el perfume que respiras, que no existe en este mundo de paisajes alguno que asemeje la...
Amar he amado siempre la vida, pero nunca la senda, el camino. El amor ha sido mi bendición pero también mi pena, el castigo. He amado los pájaros, las colinas, las incertidumbres del destino. Me he sacado del pecho el corazón por amores rápidos y fugitivos. He rezado a Dios en las capillas para abrazar al amor escondido. Algún día mi alma rota...
Eres fresco, radiante, sensual, como las lágrimas del rocío que se envuelven en el frío, llorando a las espinas del rosal. Eres sombra, tristeza, miedo, que no cesa en la noche oscura para no dejar en mi alma duda de que el beso es sin te quiero. Eres aire y fuego, árbol salvaje, frágil, escondida silueta que queda en esta larga y dolorosa...
Incierta memoria lejana que arde en mi pecho dolorido, tan vacía, tan inquieta, tan pesada. He besado el alma de los que no quieren ser queridos y de los que no saben querer. Fluye la inmensidad porque morir no pueden mis pupilas. Y ahora siento que duermo en el abismo de las luces negras donde no hay gloria ni pena. Gloria. Quién pudiera...
Aquel beso de tu boca, que nunca llegó a la mía. Me hubiera sacado del pecho el alma por sentir tu aliento húmedo suspirando en mis pestañas. Si pudiera haber elegido, hubiera abrazado tu cuerpo descalzo despojado de hilos y amarres. Si pudiera haberte querido un poco menos de lo que te quise, ya no crepitaría el fuego en mi memoria. Porque este...
